"Visitor Q" de Takashi Miike [2001] · 1:24' · VOSE x mad

Considerado por muchos el mayor terrorista del cine contemporáneo, Takashi Miike ha arrasado con los pocos tabúes que aún persistían en la industria cinematográfica creando tanta fascinación como controversia. De la carcajada a los vacíos de estómago, del realismo puro al fantástico invasor del verosímil, cada escena provoca sensaciones contradictorias en el espectador que en numerosas ocasiones se descubrirá víctima de una perversión voyeurística de la que tal vez se sentía exento.

La magia que hace a Miike único y le permite diferenciarse con facilidad de la panda de “violentitos gratuitos” que inundan la pantalla últimamente, descansa -en mi opinión- sobre dos aspectos básicos: primero y principal, el tío tiene los cojones necesarios para llevar a sus personajes al extremo sin tener que justificarse a través de la “estetización” de la violencia o apelando al “arte de la sutileza” para agradar a la crítica o no perder espectadores por el camino. Y segundo, tiene un Sentido del Humor como muy pocas veces se ha visto en el cine. Veamos, es cierto que en la mayoría de sus films la tesis bien podría ser “La Violencia hace a la felicidad”. Pero Miike no pone el énfasis en los aspectos mórbidos de las tramas, se limita a retratar las perversidades de sus personajes con simpleza y naturalidad, y es que muy posiblemente, lo que narra debe resultarle lo más normal del mundo. No es un crítico moralista, no clava su cámara-testigo en el rincón con grandes angulares ni abusa de la cámara al hombro para simular el estilo captado-en-el-acto. Su puesta en escena se define por la síntesis y la cámara [sobre todo en Visitor Q] es más bien un invasor que busca el sensacionalismo dentro de lo que él construye a palo seco.

Es cierto que lo que narra es Real, pero Takashi hace imposible los equívocos: si en algún momento la película resulta demasiado... ¿creíble? nos llevará de inmediato a la esfera de la abstracción haciendo uso del absurdo, un efecto especial fuera de lugar o ingresando una fuente metalingüística.

Sin contar nada sobre la peli [y es imposible hacerlo sin arruinarla] podría decirse que la metáfora del Visitor Q, ese invitado-por-nadie que hace de cualquier lugar privado su hogar [y me permito traer a colación al fantástico Visitor Q interpretado por John de Lancie en Star Trek] se relaciona con el mundo de la televisión. La tele no es sólo una ventana al mundo, es una puerta abierta a la invasión. Y en su aparente objetividad y búsqueda de lo real, cae en el doble discurso de crear violencia a partir de una crítica a la violencia que no entiende nada sobre sus causas.

Si esto os parecía poco, debéis saber que Visitor Q fue filmada en video para la televisión japonesa. Cumpliendo con las restricciones del formato, las partes pudendas de los personajes están impecablemente pixeladas con efecto MTV. Total, Miike pronto se encargará de “esconderlas” en cualquier lugar.

En Japón Visitor Q fue emitida por televisión. Aquí sólo se ha estrenado en algunos festivales y ni siquiera fue editada en vídeo por su potente carga de violencia...


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