DE LAS RAZONES DEL HALCÓN

Tus ojos no se cansan de contemplar mi ascenso,
y es que tu voluntad no tiene límites,
ni tampoco mis alas.
Me alejo de tu mano fragante de ternura,
y el silencio se vuelve anémona en tu gesto.
No sabes con certeza si escogeré tu voz
o el sabor de la altura, y aún así
me dejas libre y te amo.
Prefieres que me pierda en la belleza
a sentirme sumisa.

(Del libro: "Crónicas de altanería")

VIDA NONATA


No sabría decir quién inició
tan amorosa búsqueda,
si el alma o tu cuerpo incipiente.
Mi ser tan sólo supo del encuentro
cuando las alas se incendiaron
ante el umbral de tu carne,
que traspasada, el alma la cobija.
De pronto, todo el azul se hace en mí.
Y se posan las manos sobre el vientre
excedido en dulzura
que sólo ansía soledad
para pensarse.

(Del libro: La gracia y el deseo)

 

Mariana Colomer, Poeta