Imposible no empezar por Shakespeare si queremos hablar del metadiscurso y la madaptación. Veamos, según los que entienden, Shakespeare publicó en vida tan sólo 16 de las obras que se le atribuyen. Aunque se desconoce con exactitud la fecha de casi todas las demás, su carrera literaria se suele catalogar [y ojo al dato] en función de la fecha de publicación de "crónicas coetáneas" que le inspiraron para obtener tal personaje o argumento, así como cuentos y narraciones ya existentes que, se suponía, Shakespeare andaba leyendo por esos días a la par que escribía sus cositas. De esto se desprende que un original de Shakespeare contiene mil originales detrás [si tenemos en cuenta su pasión por la lectura y la escucha de conversaciones ajenas], pero como no dejan de proliferar los bien-documentados estudios sobre sus referencias literarias, pasaré con vuestra venia directamente a lo que nos concierne.
Los críticos encontraron en Shakespeare al personaje ideal para escribir sus propias historias basadas en "La verdadera historia de..." que otros han venido cocinando en función de los ínfimos datos personales que, nadie sabe cómo ni por dónde, se dice que han llegado hasta nosotros. Así es como le acusan de varias cosas [y no, no voy a hablar de si era gay o qué]; por ejemplo, se ha sostenido que su obra es "demasiado variada y extensa para una persona de tan humilde formación", por lo que sólo pudo haberla escrito "con el apoyo de varios asistentes". Se arguye que si realmente Shakespeare era el Autor-con-mayúsculas de sus obras no tendría porqué andar mostrándose tan "reticente en su entorno artístico" sino que tendría el orgullo más grande que el de un burro catalán. También se ha sugerido que sus obras fueron en realidad escritas por otro señor [dígase Francis Bacon, Edward de Vere, Christopher Marlowe, sir Walter Raleigh o hasta el mismísimo Cervantes que murió justito el mismo año que él, ¿por qué no?]. Y por supuesto, no hay que descartar la posibilidad de que Shakespeare nunca haya existido en realidad, sino que fue el nombre de un colectivo de autores con el objetivo de generar una leyenda que reflejara el espíritu del "Hombre del Renacimiento" con carne 100% inglesa.

Parad el tren, amigos, es obvio que Shakespeare nunca existió. El tipo es tan irreal como sus mejores personajes. ¿Qué ser humano tiene la capacidad de llegar a la reflexión más pura a través de la pasión más desquiciada y reflejar en el proceso lo que el Hombre es en el hueso mismo de su existencia? Shakespeare pone nombre a la abstracción que define lo concreto en nosotros y esto sólo es posible a través de un lirismo que se revuelve incansablemente en las aguas del sin-sentido. Al igual que todos los que queremos entenderle desde estas orillas del tiempo y atribuirle una identidad única y coherente a un genio indómito [a él y a sus dos mil fuentes literarias, claro. Que también son él. ¿O es que yo no me entero?]. Ciclo madaptations dedica el mes de marzo a su genio y figura en deconstrucciones de Polanski, Kurosawa y Wilcox. Imperdible.


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